El evangelio que predicamos tiene 4 características. Veámoslo en la Biblia:
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo 4:23
Número uno. Nuestro Evangelio no es cualquier evangelio, sino uno que trae el reino de Dios con señales, milagros y sanidades y liberación.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Hechos 20:24
Número dos. Nuestro Evangelio le provee la gracia de Jesucristo a quienes lo escuchan. La gracia son los recursos ilimitados de Dios para hacer lo que no podemos… ¿y qué es lo que el hombre nunca hubiera podido hacer por sí mismo? ¡SALVARSE! Pero Cristo vino a Salvar lo que se había perdido… ¡esa es su gracia!
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Romanos 1:16
Número tres. Nuestro Evangelio tiene poder para que los que lo creen sean salvos ¿Cuántos aquí hemos creído y sabemos que somos salvos?
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Efesios 6:15
Número cuatro. Nuestro Evangelio es el único que tiene la capacidad de traer paz a las almas de las personas. Esa paz que el mundo no puede dar.
No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Gálatas 1:7
Número cinco. No existiría evangelio si no existiera Jesús.
Entonces, ¿cuál es este evangelio? Es el evangelio del reino, de la Gracia de Dios, del poder para Salvación, de la Paz, y en definitiva, el evangelio de Cristo. ¿Por qué? Porque sólo Cristo es el rey; Cristo es el dador de la Gracia; Cristo es el Salvador; Cristo es nuestra Paz.
Por eso, como dijo el apóstol Pablo, así debemos decir nosotros:
Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. 1ª Corintios 2:2
Uno de los grandes problemas de los creyentes hoy día, es que no saben cómo presentar el evangelio de Jesús; no saben qué decir. Muchos están dispuestos, otros tienen una gran pasión por el perdido, pero todavía no han aprendido a ganar almas para Cristo.
Estudiemos los puntos imprescindibles a la hora de compartir el evangelio. Esto nos servirá para predicar a otros, pero también para fortalecer el fundamento de nuestra fe, sabiendo en qué hemos creído.
1. EL PROBLEMA
Todas las personas tenemos la misma naturaleza, y por tanto, la misma necesidad.
…por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3.23
El problema del mundo no es la economía, ni la injusticia, ni la modernidad…. ¡No! El problema del mundo es el pecado que afecta la vida de todas las personas sin excepción.
No importa el status social, la economía, la edad o el sexo de la persona a quien le prediques… todas las personas somos pecadoras y hasta que no se nos predica y creemos en el evangelio, estamos destituidos o separados de la gloria de Dios.
¿Qué es el pecado? Es hacer lo malo a los ojos de Dios. Es actuar en rebeldía contra su santidad o contra su autoridad.
Las personas en el mundo creen que lo que hacen está bien, pero a los ojos de Dios puede estar mal. Por ejemplo, la fornicación, las borracheras, el chisme, la lujuria… todo eso está bien a los ojos de las personas, pero es pecado a los ojos de Dios. Por eso el mundo necesita este evangelio, necesitan saber que tienen un problema llamado pecado que los separa de Dios.
2. LA CONSECUENCIA
El problema que nos afecta a todos por igual es el pecado, y este problema tiene una consecuencia para todas las personas:
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12
Todas las personas heredamos la naturaleza de pecado de Adán, por eso, así mismo, todas las personas heredamos la muerte física y espiritual.
- La muerte física es consecuencia del pecado original, pero no es el centro de nuestra predicación.
- Cristo venció a la muerte física, pero el evangelio del reino lidia con la muerte espiritual.
¿Qué es la muerte espiritual? Es lo que leímos antes cuando dice la Biblia que fuimos destituidos de la gloria de Dios.
- La muerte espiritual es vivir una vida separados de Dios, vivos en el cuerpo, pero muertos en el espíritu.
- Entonces la muerte espiritual es la consecuencia del pecado, y como todos somos pecadores, todos la hemos experimentado.
3. LA SOLUCIÓN
La muerte espiritual es la consecuencia del pecado, pero la muerte física es el pago para rescatarnos de la muerte espiritual. El problema es que no cualquier vida podía pagar con su muerte por el pecado. Tenía que ser una vida sin pecado. Por eso la solución para el problema del pecado y su consecuencia que es la muerte, es Jesús.
…porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6.23
Si la paga del pecado es la muerte, Cristo murió por nosotros para pagar por nuestros pecados.
Pero Jesús no podría darnos vida solamente muriendo por nosotros. El poder del evangelio que predicamos radica en que… ¡Jesús resucitó, venció la muerte, y por eso puede darnos vida!
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 1ª Corintios 15:14
¿Cuál es el mensaje del evangelio? Que somos pecadores y el pecado nos separa de Dios, pero Cristo pagó con su muerte por nuestros pecados para que recibamos vida eterna.
¿Qué es la vida eterna? Jesús dijo:
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3
La vida eterna no es solo vivir en el cielo cuando muramos, sino que se puede experimentar aquí y ahora.
¡La vida eterna es conocer a Dios como padre y a Jesús como Señor y Salvador! Y cuando digo Salvador digo sanador, proveedor, protector, etc… Por eso no es suficiente con decir “Dios te ama”, sino que debemos hacer entender a las personas por qué ese amor se demostró con una muerte.
El punto importante es entender que Dios nos amó cuando éramos enemigos suyos y pecadores, y ese amor es el que nos permite conocerle y recibir la vida eterna.
Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8
4. EL MEDIO
Decía: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!”. Marcos 1:15
Cristo ya murió por nosotros y el perdón de nuestros pecados ya es posible, pero ¿cómo podemos recibirlo? El regalo del perdón de pecados y la vida eterna es como cualquier regalo. Hasta que no lo aceptamos y lo recibimos, no lo podemos disfrutar aunque ya sea nuestro.
Entonces es muy importante saber cómo recibir los beneficios de la muerte de Jesús. Para ello solo se necesitan dos cosas:
1. Arrepentirse.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hechos 3:19
¿Qué es el arrepentimiento? No es remordimiento. No es un sentimiento de tristeza tampoco. El arrepentimiento es la decisión de dejar de vivir una vida separados de Dios. Es reconocer que hemos vivido en pecado y decidir volvernos a Él.
Por nuestra cuenta no podemos dejar de vivir en pecado, pero si tomamos la decisión de arrepentirnos de corazón, entonces se activa la fe, y por la fe recibimos la gracia, el perdón y la salvación.
Aquí es donde entra la segunda condición:
2. Creer.
De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3.16
Cuando nos arrepentimos y creemos con fe en Jesús como el hijo de Dios, entonces recibiremos los beneficios por su muerte y resurrección. Creer es confiar con el corazón sin tener que comprenderlo todo necesariamente.
Le predicamos a las personas para que puedan creer en el evangelio que les hemos predicado, pero si nadie les predica ¿en qué van a creer?
5. LA EVIDENCIA
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10.9-10
Siempre que predicamos el evangelio debemos dirigir a la persona en la oración de fe, para que confiese con su boca a Jesús como su salvador, porque si cree y confiesa, entonces será salvo.
ORACIÓN DEL PECADOR
Padre celestial, yo reconozco que soy pecador/a y que mi pecado me separa de ti. Pero hoy, voluntariamente, me arrepiento de mi vida de pecado, te pido perdón, creo con mi corazón que Jesús es tu hijo, y confieso con mi boca que tú le resucitaste de los muertos para darme vida eterna. A partir de este momento, el Espíritu Santo me da testimonio de que soy hijo de Dios. ¡En el nombre de Jesús. Amén!
6. ¿Y AHORA QUÉ?
Finalmente, dele al nuevo creyente algunas indicaciones que le ayudarán a crecer y madurar espiritualmente, tales como:
- Asistir a una iglesia cristiana.
- Leer la Biblia diariamente.
- Orar todos los días.
CONCLUSIÓN
Si no presentamos el mensaje completo de salvación, las personas no tendrán un fundamento suficiente para poder creer y ser salvos. Por eso debemos conocer el mensaje que predicamos, el que nos salvó a nosotros, y el que salvará a todo aquel que lo crea.